Aperitivo con vermut: un clásico que nunca pasa de moda

No hay un solo vermut, sino que cada uno tiene sus características especiales que le hacen único. En todo caso, dependiendo de su juventud y color, será más afín con unos alimentos que con otros.

• Un vermut rojo joven, que no ha pasado tiempo en madera, suele ser más fresco, ligero y frutal que los reserva. En este caso, los bocados que le irán como anillo al dedo son los salinos y ácidos. Entre ellos, gildas, aceitunas aliñadas, boquerones en vinagre, anchoas y pepinillos. El contraste entre el dulzor del vermut y la salinidad o la acidez de estos alimentos, supondrá un maridaje perfecto.
• En el caso de los vermuts de grifo (ojo a la lista que te proponemos más abajo, en la que hay un vermut de taberna que emula a los clásicos de grifo), acertarás si los combinas con pepinillos, banderillas, aceitunas y otros encurtidos.
•  Si por el contrario, te dispones a tomar un vermut rosado (una rareza, pero entre nuestras recomendaciones va uno de Jerez muy interesante), con notas florales, cítricas y sutilmente especiadas, el marisco cocido como la gamba o el langostino es el acompañante perfecto.
• Los vermuts blancos reserva son elegantes y complejos, con un dulzor sutil que combina muy bien con el marisco en lata aderezado con unas gotas de limón. Por ejemplo, berberechos, almejas y navajas.
• Por último, los vermuts rojos reserva, que son de una mayor complejidad debido al tiempo que pasan en barricas de madera, serán un éxito si los tomas con quesos potentes como el manchego viejo, el comte curado o cualquier queso azul