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Los Cabos enclave gastronómica: un destino soñado
5 de Junio de 2023
Sol, playa y temperaturas cálidas son pilares básicos que contribuyen a que nuestras vacaciones se conviertan en una gran experiencia. ¿Y si quisiéramos llevarlas más allá, hasta hacerlas perfectas? Entonces hemos de buscar destinos en los que disfrutar de una excelente gastronomía.
Los Cabos, uno de los atractores turísticos más importantes de México, nació de un trabajo conjunto de las ciudades de San José del Cabo y Cabo San Lucas, dos bellos parajes del estado de Baja California Sur, en busca de un turismo de calidad; promoviendo instalaciones adecuadas como símbolo de hospitalidad y bienvenida. En torno a una oferta hotelera espectacular, surgieron restaurantes con un nivel de excepción en servicios, insumos y platillos.
El destino “Los Cabos” se refiere, en origen, a estas dos localidades, pero la expansión turística llega ya hasta el extremo sur de la península de Baja California Sur. A lo largo del Corredor Turístico, que ocupa un tramo de 33 kilómetros, se hallan hoteles de lujo y villas de ensueño codiciados por las personas más hedonistas. Además, para quien busca experiencias en comunión con la naturaleza, hay distintos planes como el buceo, la pesca deportiva o la práctica del golf.
Una de las imágenes más características de Cabo San Lucas es el arco de piedra natural, fruto de la erosión del mar durante millones de años. Zona frecuentada por piratas que codiciaban los barcos españoles cargados de tesoros procedentes de la colonia de Manila, Filipinas. Su litoral tiene playas arenosas y está llen
o de cuevas y recovecos, de “bravas peñas y riscos escarpados”.
En 1980, Cabo San Lucas se dio a conocer como ‘la capital del marlin’, especie de pez que hay en abundancia. Este protagoniza el torneo Bisbee’s, competición de pesca deportiva considerada como la más grande y rica del mundo, debido al número de participantes y a los cuantiosos premios.
Deportiva o para consumo, la pesca en la zona es una actividad que ha marcado el carácter de la localidad. Por un lado, la cocina de la zona está claramente influenciada por la abundancia de productos del mar y sus distintos estilos de preparación: crudos, ahumados, secos y salados, entre otros. La multiculturalidad de Los Cabos ofrece amalgamas culinarias con relevancia, destacando vegetales y especias procedentes de la producción local.
Por otro lado, la práctica de la pesca impulsó a los primeros hoteles a organizar actividades marítimas, contando con propiedades de todo tipo de gamas. Algunas de las más reconocidas, son hoy en día atractores de un turismo de alta calidad.
Donde hoy se sitúa el municipio de San José del Cabo, en los siglos XVI y XVII se hallaba el puerto de San Bernabé adonde llegaban los barcos procedentes de Manila, si no habían sido saqueados antes por piratas, y de otros lugares que atracaban en busca provisiones y agua. Al menos es lo que se piensa, pues sólo se han registrado oficialmente dos desembarcos en la zona. Como misión, San José del Cabo fue fundada en 1730, y además de su arquitectura colonial, la cultura misional fue determinante para la conformación de su gastronomía.
En los años 50 del pasado siglo, la zona albergaba grandes extensiones de árboles frutales y especias que llegaban hasta el estero de la localidad. En la actualidad, San José del Cabo tiene como uno de sus atractivos el Distrito 23400, una popular ruta que incluye distintos puntos gastronómicos situados en el centro histórico.
También conocida como Corredor Turístico, la carretera -inaugurada en 1974- supuso un antes y un después en el desarrollo de la zona, ya que conectó San José del Cabo con Cabo San Lucas gracias a un tramo de apenas 32 kilómetros.
Sin duda, es una carretera muy bella cuyas vistas oscilan entre el mar y el desierto; con vislumbres de zonas residenciales; complejos turísticos; y campos de golf. En el transcurso de sus 32 kilómetros, pasa por las mejores playas, todas con bandera azul. A los mejores restaurantes internacionales, situados en los complejos hoteleros, también se acceden desde la Carretera Transpeninsular.
En el año 2006 la localidad de Todos Santos fue catalogada como ‘Pueblo Mágico’, una distinción que se otorga a poblaciones que, gracias a sus atractivos históricos y culturales, manifiestan la cultura nacional en todos sus rincones.
Además, Todos Santos puede presumir de una tierra fértil, favorecida por ecosistemas del mar, del desierto, el oasis y la serranía, que hizo que la agricultura tuviera un gran auge a partir de 1850. Entonces, el cultivo principal era de caña de azúcar, y en esas tierras, un siglo después, se erigieron singulares edificios coloniales que hoy en día albergan organismos públicos, propuestas culturales y hoteles boutique.
Gracias a su cercanía con el mar (la población está situada a apenas tres kilómetros del Pacífico), el marisco está presente en buena parte de su gastronomía. Famosos son sus dulces elaborados con guayaba, papaya mango, limón, calabaza, toronja, camote y tomate, entre otros; y las arepas de harina de trigo y piloncillo (un endulzante natural a partir del jugo de la caña de azúcar).
Sin ninguna duda, la cocina lugareña se sustenta en platos claramente influenciados por los productos del Pacífico y del mar de Cortés. Hay en la zona un pensamiento consciente de la importancia de preservar la vida marina, lo que ha llevado a la proliferación de empresas responsables que desarrollan cultivos sostenibles de ostras, atún rojo (también conocido como bluefin), yellowfin, albacora y totoaba entre otros. Muy presentes en la cocina de Los Cabos también está la lobina (lubina) y el delicado huachinango, un pescado con la textura de la merluza y el sabor del lenguado. ¡Puro disfrute!
Las conchas imperan en la zona: ostiones kumiai, kumamoto y blue point son los más apreciados. En cuanto a las almejas, triunfan la chocolata, la mantequilla, la roja, la pata de mula y la generosa. Como se puede ver, la variedad es notable. La vieira también conquista paladares en ese lado del mundo, aunque con un nombre bien distinto: el callo de hacha. Los mejillones se conocen como choros, y se sirven en varios restaurantes, incluso con patatas fritas, algo que recuerda al estilo belga.
Por otro lado, el reciente cultivo de vegetales sostenibles, liderado por el movimiento gastronómico ‘from farm to table’ ha hecho proliferar granjas con restaurantes situados en medio de sus huertos.
La gastronomía de Los Cabos cuenta con una variedad de ingredientes y técnicas culinarias que reflejan su historia y mezcla cultural; con influencias de ingredientes autóctonos, orientales y españoles. Plantas como la damiana, la ciruela de monte y la pitaya aportan sabores únicos. La pitaya, en particular, era considerada un manjar por los antiguos pobladores conocidos como Pericúes.
Después, el comercio marítimo y la evangelización introdujeron especies como los “mangos de Manila” y las naranjitas, entre muchos otros. La influencia de la cultura misional y del rancho sudcaliforniano, ha dejado su legado culinario en platillos como la deliciosa «sopa fresca», que tiene sus raíces en los conocimientos gastronómicos aportados por los misioneros italianos, quienes compartieron su saber hacer en la preparación de pastas.
Antes del auge del turismo en la región, la actividad principal en los ranchos de Baja California Sur era la ganadería. Esto ha dejado su impacto en la gastronomía local, ya que aún se pueden encontrar restaurantes auténticos y poco conocidos que ofrecen platos tradicionales. Uno de estos platos es el cocido, un guiso sustancioso que combina carne de res con verduras y especias. Otro plato destacado es la barbacoa, que se cocina en un horno subterráneo de leña con brasas ardientes, lo que le da un sabor ahumado y distintivo.
En general, la cocina de fuego impera en la restauración, de manera que carnes, pescados, mariscos y verduras se someten a las brasas.
En estas tierras al sur no se produce vino; si más al norte, en el Valle de Guadalupe, pero eso ya corresponde a Baja California Norte. Eso sí, en Baja California Sur se encuentran con facilidad refrescantes cervezas artesanales o de garaje, como se les denomina ahora por sintonía con la California estadounidense.
Los pescados zarandeados, influencia de Vallarta, al otro lado del mar de Cortés, están muy arraigados en la zona y son muy demandados. Se asan en una rejilla de madera que se llama zaranda, y del proceso de darles la vuelta, es decir, zarandearles, les viene el nombre.
Con los moluscos se estila aderezarlos con salsas orientales: son guiños al paso de los japoneses que llegan hasta la costa mexicana del Pacífico en busca del mejor atún.
Clásicos en Los Cabos son los ceviches que siempre se preparan marinados con limón. También los aguachiles, similares a los ceviches, pero marinados con toronja (pomelo) y naranja.
Los tiraditos también se estilan en Baja California Sur, con el pescado con corte ultrafino y leche de tigre.